Colo Colo venía jugando pésimo y sin ideas en el torneo nacional. Pero demostró, como siempre, cómo es que se juega en el extranjero. Siempre siendo la nota alta del fútbol chileno. Es una lección: el fútbol no se juega con 11 jugadores colgados del travesaño (ejem, sin alusiones), se juega hacia arriba, rápido, con un manejo pensado y con 10 hombres con la mente en el arco contrario y no colgado del propio.
Colo Colo, y no es novedad, marca hitos de vez en cuando en la historia de este país. Anoche ocurrió uno de esos hitos que les contaré a mis hijos, que como yo y como mi padre y mi abuelo, han sido hijos de colocolinos. A ellos también les tocó vivir grandes historias, de esas únicas que nos dan un poquito de alegria. La experiencia regiliosa-futbolistica tiene una vez más razones para aumentar mi fervor. No es invento de la prensa: COLO COLO SIEMPRE SERÁ Y HA SIDO EL ETERNO CAMPEÓN y eso no se volverá algo que tenga que contarles a mis hijos, ellos ya lo tendrán sabido.
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